La UNESCO declaró a la isla
de EL HIERRO como reserva de la Biosfera,
lo que significa que es modelo de como debiéramos convivir con la
naturaleza.
Decidimos viajar junto a unos
amigos, ya que la más pequeña de las Islas
Canarias era una desconocida para nosotros, alojándonos en uno de los lugares con
más encanto de todas las islas, su Parador, mirando al océano.
La isla del Hierro es la más
occidental de las Islas Afortunadas, y también la más pequeña: se dibuja como
un triángulo casi perfecto.
Eso facilita recorrerla sin
prisas, con pausa, así nos lo propusimos empezando por San Andrés, aquí está el
Árbol Garoé, el árbol santo, del que los bimbaches sacaban el agua que
necesitaban. Alrededor de él se narran miles de leyendas.
La Isla Del Árbol Santo
“Mira por el Océano bajando,
entre el húmedo Noto y el
Poniente,
las islas de Canarias, reparando
en aquella del Hierro
especialmente;
que, falta de agua la Natura
obrando,
las aves, animales y la
gente
beben la de un árbol se destila
en una bien labrada y ancha
pila.”
Alonso de Ercilla y Zúñiga en “La Araucana
Después de darle mil vueltas, sentir
las gotas que nos caían, llenarnos los pies de barro y hacer las fotos de
rigor, seguimos en busca de los paisajes espectaculares.
Otro de los árboles con mayor atractivo de la isla es la Sabina .
Es un árbol resinoso que puede alcanzar los 8 metros , de hoja perenne, al que el azote del viento le da formas caprichosas haciendo que su copa toque el suelo.
Aseguran los sabios que es en esta isla del Hierro donde se habla el más puro castellano de todas las Islas Canarias.
Los primeros pobladores
aborígenes eran de piel clara, rubios ,de ojos azules: se conocían
como”bimbaches”.Utilizaban un lenguaje similar o procedente del árabe y tenían
una religión con una divinidad distinta para cada sexo.
En tiempos remotos los hombres se
casaban con el número de mujeres que podían mantener, con la salvedad de que
elegían mejor los que tenían más cabezas de ganado.
Antes de llegar nosotros nunca le
faltaron a esta Isla del Hierro visitantes especiales: En 1493 llega Cristóbal
Colón al puerto de Naos en su segundo viaje. Siglos más tarde, en 1762 un pirata inglés ataca la
isla, también por el puerto de Naos.
Aquí estuvo hasta 1883 el fin del
mundo conocido, por ello el sobrenombre de Isla del Meridiano, ya que en el Faro de
Orchilla, en el punto más occidental de El Hierro se situaba el Meridiano Cero, trasladado
después a Greenwich, donde hoy lo conocemos.
El Hierro es tranquilidad
inmensa, paisajes espectaculares, calas, accesos directos al mar y piscinas
naturales. No hay que olvidar tampoco los paisajes subacuáticos, ya que la Isla
del Meridiano está considerada uno de los mejores puntos de buceo de Europa.
Alguno de las mejores zonas de baño están en Tacorón
o la playa de El Verodal con más de 300 metros, es la más grande de la isla y la
única de arena natural y color rojo.
Más adelante la Playa de Arenas
Blancas, la única de arena blanca en la isla y
Pozo de la Salud, famoso desde 1830 por las propiedades
minero medicinales de sus aguas. Son muy beneficiosas para el tratamiento de
dolencias estomacales, urinarias, de la piel y del aparato locomotor.
En Frontera, se puede visitar el
Centro de Recuperación de El Lagarto Gigante (Lagartario), donde de se cría en cautividad el prehistórico lagarto
gigante que puede llegar a medir 1m. de largo y pesar más
de 400 gramos.
En el camino de regreso del Pozo
de la Salud, nos dimos cuenta que el coche se estaba quedando sin gasolina,
recuerdo que pasamos un poco de angustia hasta que por fin encontramos un lugar
dónde repostar. El susto nos lo quitamos entrando en un bar a tomar una
cervecita fresca con lapas.
Las Lapas del Hierro son las más sabrosas y ricas
que he probado en mi vida. Ese mar que agita la costa hace que este molusco
univalvo crezca en sus rocas con generosidad. Incluso llegamos a tomarlo en forma de paté.
Mención especial he de hacer al Quesillo
de Doña Carmen, que más parecíamos invitados en su casa que clientes de su
restaurante, cerca del Pozo de las
Calcosas.
En el
Pozo de las Calcosas conserva su construcción de casas primitivas con
paredes de piedra y techos de paja.
La bajada es muy empinada y todos
menos uno de nosotros emprendimos la marcha con intención de llegar a la costa.
Al comprobar lo complicada que se haría la subida nos dimos la vuelta, pero
gastamos una broma a quién no bajó. Le dijimos que había un ascensor que facilitaba la bajada y ese era el motivo
por el que estábamos tan pronto de
regreso.
Creo que cuando lea esto se dará
cuenta de que el famoso ascensor del Pozo de las Calcosas no existe.
Otra de las particularidades de El Hierro : Aquí se encuentra el considerado por el libro Record Guinness el hotel más pequeño del mundo, de solo 3 habitaciones, que está abierto todo el año y dónde no es fácil encontrar habitación libre.
Son muchos los famosos que alguna vez lo han visitado. Incluso dicen que Agata Ruiz de la Prada junto a su marido , Pedro J.Ramirez son clientes habituales. Quizá alguna de sus colecciones haya sido inspirada en este rincón de El Golfo herreño.
La patrona de la isla es La Virgen de Las Nieves.
Desde su ermita en la Dehesa, lugar despoblado, tierra de pastores, hace el recorrido cada cuatro
años hasta la capital.
Santa Maria de Valverde es la
capital de esta privilegiada isla, situada a seiscientos metros de altura en la ladera de una
antigua caldera volcánica y con el Teide enfrente.
Es la única capital de las Islas
Canarias en la actualidad que no está emplazada junto al mar.
No hay semáforos y sus casas no tienen más de
dos plantas. Se pueden visitar la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción,
patrona de Valverde, cuya imagen data del siglo XVIII,
Especial es la anécdota que paso a contar y que ocurrió el día que nos marchábamos.
Las Olas no nos eligieron a
nosotros, que estábamos imprudentemente cerca de dónde rompían, sino a nuestro
fotógrafo, a quién le cayó la ola en su plenitud del rompiente, mientras que a nosotros no nos cayó ni una gota.
El viaje de regreso tuvo que
hacerlo en bañador y cholas ya que se mojó toda la ropa y los zapatos.
Hasta
el día de hoy nos reímos al recordar la
anécdota, claro que a él no le hizo
mucha gracia.
Próximo post : WASHINGTON
Vaya memoria, ya no me acordaba de lo de la gasolina, mira que nos pudimos reír, nunca me he reído tanto de cualquier cosa nos reíamos, lo has contado tan bien que dan ganas de repetir.
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