sábado, 30 de marzo de 2013

Salzillo, testigo de un siglo


El nombre de Francisco Salzillo[1] va plenamente unido a la ciudad de Murcia y su Semana Santa.

Hace más de 400 años quedó constituida la Cofradía  de Nuestro Padre Jesús Nazareno[1]con sede en el barrio de San Andrés, en la iglesia del convento de San Agustín,  conforme a unas constituciones de religiosidad y penitencia, plenamente cristiana.
La iglesia conserva el tesoro que el escultor hizo para acompañar la imagen titular de la Cofradía, el Nazareno.
Según la tradición fue traída de Italia por el padre agustino Butrón y su origen ha estado siempre envuelto de leyenda. Fue la única que se salvó milagrosamente de la riada de 1651.  Es en el siglo XVIII cuando se encarga al maestro las tallas de la Pasión del Señor que acompañaran al Nazareno, sustituyendo a las de los primeros años. Son las primeras luces de la mañana, a las seis hora solar, cuando los caminos próximos a las huertas que entonces rodeaban la iglesia, se iban llenando de nazarenos ataviados con la característica túnica morada, que la hace única por su mezcla de la túnica de penitencia con el vestido del huertano. 
Sus buches llenos de caramelos, huevos duros y habas, para dar al público que estará en las calles viendo las procesiones. 
Esta costumbre tiene origen en los penitentes que tenían que devolver con buenos actos sus fechorías, en este caso el caramelo simboliza la devolución a la sociedad de un acto malo con uno generoso.  
Otra de las tradiciones es el papel que envuelve el caramelo que lleva composiciones poéticas. Algunos ejemplos : 
Es Murcia, Murcia la bella, 
la famosa patria mía; 
y es mi patria porque en ella 
todo lo bueno se cría. 
Los dedos se chuparán 
los que a mí me den chupadas, 
que así sus yemas serán 
yemas acarameladas. 
Yo soy de un gusto exquisito 
y de dulce condición; 
soy fino, bueno y bonito, 
y es mi esencia... de limón


El Nazareno estante viste túnica morada con capuz de cara destapada adornado por cintas blancas y lazo posterior. Su túnica va remangada a la altura de la rodilla reforzada en su vuelo por unas enaguas almidonadas.
Calza esparteñas (alpargatas) tradicionales murcianas, y cubre sus piernas con medias elaboradas con la técnica del “repizco”. Llevan cordón y rosario. Bajo la túnica visten chaqueta americana cuyas solapas dejan ver y corbata de vestir de brillantes colores.
Las hermandades que procesionan son nueve, más una suplementaria que lo hace en primer lugar, las “promesas”, compuesta por ciudadanos devotos y desfilan con túnica morada sin escudo, por una sola vez y con ropas que les facilita la Cofradía.
Salzillo, hombre de profundas creencias religiosas,  realizo durante toda su vida una generosa producción de imágenes que se encuentran regadas por toda la provincia y en otras partes del Levante.
Aunque el Conde de Floridablanca quiso llevarlo a la corte de Madrid, él nunca mostró interés por salir de su amada ciudad de Murcia.

El paso constituye una escena teatral con dos condiciones fundamentales: una formal y otra técnica, Salzillo era un maestro en ambas.
En la escena, los personajes se sitúan de forma que el espectador sienta la profundidad de la escena sin que unos personajes se estorben a otros. A esta posición formal, se une la precisión técnica. Los pesos del trono han de ser equilibrados y las figuras se han de situar de manera que el peso total de la superficie se distribuya a través de unos ejes de tensión internos que hagan que el peso se extienda de forma regular sobre los nazarenos que lo portan.
Es en la calle cuando las imágenes salzillescas adquieren un esplendor único, imposible de advertir en ningún otro momento del año. Los primeros rayos del sol se desperezan sobre la ciudad y los espectadores que acuden a la puerta de la iglesia para ver salir la procesión se arremolinan nerviosos. El primer paso ya se asoma por la puerta y el sonido único y peculiar, producido por "Las Burdas" comienza a sonar.

Está compuesta por trece figuras sentadas en torno a una mesa de extremos redondeados. Jesús, con San Juan sobre su regazo, ocupa la cabecera de la mesa. 
En el otro extremo nadie se sienta. Los apóstoles se sitúan en dos hileras, sentados frente a frente.
A un lado lo hacen por la mano izquierda de Jesús, desde la cabecera de la mesa por este orden: San Juan, dormido que recuesta su rostro sobre su propia mano, apoyada ésta en la rodilla de Jesús. Le siguen Andrés, Judas Tadeo, Felipe, Simón y Judas Iscariote. Al frente, por la derecha de Jesús, se sienta Pedro, Santiago el Mayor, Bartolomé, Mateo, Tomás y Santiago el Menor.  Sus nombres los dejó escritos Salzillo en el respaldo de las barrocas banquetas que ocupan.
Veintiocho nazarenos se reparten los 1168 kilos de peso que este año 2013 se cumple los 250 años desde que Salzillo entregó el trabajo a la cofradía.
El momento refleja el final de la cena, cuando Jesús pronuncia las palabras “uno de vosotros va a traicionarme” y la escena se pone en movimiento. Entre las peculiaridades de las figuras policromadas, encontramos la diferenciación de Judas que es pelirrojo, un poco estrábico y carece de la camisilla huertana que si llevan los otros apóstoles.
La Vajilla es de plata del Siglo XVII, servida con cordero, pescado y frutas típicas de la región, son preparadas desde hace siglos por la familia Saubrier.
El mejor sitio para verla[1], en mi opinión, es en la Pza. del Cardenal Belluga, con la hermosa  Catedral barroca de fondo.




Es el segundo grupo escultórico que sale a procesionar y forma una escena compuesta en dos partes.

La primera en la cual al pie de la palmera duermen tres apóstoles, San Pedro, Santiago el Mayor y San Juan, representando tres varones de edades diferentes: el anciano, el maduro y el joven adolescente.  
San Pedro duerme sentado con la cabeza sobre el brazo derecho, mientras que con la mano izquierda empuña la espada situada en su vaina. La Iconografía y vestiduras serán las mismas que utilizará para el San Pedro de El Prendimiento.


















La segunda que bajo un olivo sitúa la imagen del Ángel mostrando a Jesús el cáliz. 
La figura más justamente popular y famosa es la del Ángel, cuyas alas recuerdan a las de la Victoria de Samotracia. Esta figura ha suscitado toda clase de leyendas y conjeturas entorno a su milagrosa ejecución. Se dice que Francisco Salzillo invitó a cenar a un mendigo y a la mañana siguiente supo el rostro que le pondría a esta talla. 
Realmente, aunque la figura se sitúa en la parte posterior del paso, no hay duda que constituye el eje principal de la representación. Su rostro juvenil contrasta con la imagen agónica de Jesús,  con su mirada dirigida hacia el cáliz. Figura esta que es de las llamadas “de vestir”, ya que sólo están ejecutados cabeza, manos y pies.
Salzillo, en efecto, concibió los pasos para  verlos desde la calle y una de las perspectivas más sorprendentes de este paso es cuando es admirado desde un balcón, porque desde allí es posible observar la singularidad de la escena. 
Son 1119 kilos y también son 28 estantes quienes lo llevan sobre sus hombros.

También conocido por El Beso de Judas, es otro de los pasos que conforman dos escenas de dramática composición.Llama especial atención las armaduras anacrónicas ya que representan soldados contemporáneos a la época y no en la que se desarrolla la historia.
La hipócrita simulación del beso que da Judas y la mansedumbre y serenidad de Jesús, que se enfrenta a la cólera de San Pedro quien alza su espada para segar la oreja del soldado Malco.

Este paso que tiene un peso de 645 kilos es soportado por 24 nazarenos estantes.

Las figuras de Jesús y Judas están unidas por el beso y tallados ambos bustos en el mismo tronco de ciprés.



En las demás figuras, Salzillo utiliza la técnica del enlienzado[2], ejecutando únicamente las manos y pies.

La iconografía de Judas reproduce el modelo ya presentado en la La Cena, pero es este San Pedro la obra maestra de Salzillo, cuyo legendario brazo derecho que blande la espada es un prodigio de estudio anatómico que causa admiración.

Esta es la última obra que Salzillo ejecutó para la Cofradía de Jesús, ya en su ancianeidad, pues data de 1778 y Salzillo murió en 1783.
Es considerado uno de los pasos más sencillos centrando la escena en Jesús, acompañado por tres sayones. La figura del Cristo es abstraída e inexpresiva respecto a sus otras obras, quizá el escultor quiso manifestar la resignación del personaje que está siendo azotado violentamente por dos sayones y burlado por un tercero repostado en el suelo.
La ligereza de este paso lo hace uno de los más elegantes, sus 650 kilos son portados con soltura por sus veinticuatro estantes.

Con tan solo 250 kilos de peso llevado por dieciocho estantes, es el paso más ligero que desfila y una de las más tempranas en su ejecución pues data de 1755.
Es muy original por sus vestiduras de aire renacentista uniendo a su elegancia la gallardía de su propia figura. Este personaje solitario que mira emocionada el paño que lleva en sus manos con la faz de Jesús camino hacia el Gólgota.




Este pañuelo ha sido repuesto en diferentes épocas pues el original regalado por el escultor no se conserva. A lo largo de los años, distintos artistas murcianos han ido regalando paños a la imagen, así que turnan en elegir uno distinto cada semana santa. En 2013 ha lucido el paño de Pedro Cano.

Es el joven Salzillo quién recibe el encargo de don Joaquin Riquelme y Togores para ejecutar esta obra y sustituir las antiguas “insignias”.


Representa uno de los momentos más duros del camino del Nazareno al Calvario. En la composición se aprecian la tristeza profunda del caído, la piedad del Cirineo y la crueldad de los sayones que aporrean y tiran de Jesús para levantarlo del suelo.
Este rostro del Señor es de los más bellos y expresivos que salieron de la mano de Francisco Salzillo. Es una imagen de vestir y lleva peluca de cabello natural.El rostro tiene muchos detalles como los labios entreabiertos, las mejillas enrojecidas y la espina que atraviesa la ceja, esto último es un recurso muy utilizado del Barroco.
El conjunto, compuesto por cinco figuras, revela la presencia del soldado Longinos,  en el fondo, con la ya característica anacronía, ataviado de espada y yelmo con visera de  coloridos plumajes.
Como todos los pasos de Salzillo, La Caída[2] es un conjunto para ser admirado a la luz del día.
Es el titular de la cofradía, cuya imagen no fue sustituida desde los inicios de la institución, que se salvó milagrosamente de la riada de San Calixto. La única que no es del escultor pero él reprodujo en los rostros de sus representaciones los rasgos del titular, el Nazareno.
Distintos son los estantes que llevan la imagen, mayordomos con túnica muy sencilla que llega hasta el suelo advirtiendo sus pies descalzos. Veintidós estantes que desfilan “al paso” .
Porta una cruz de concha de carei, originaria de la zona del Yucatán en México, y tenía el brazo derecho articulado de manera que en algún tiempo debió utilizarse para bendecir. Como contaba al principio, es de autor anónima, pero se sabe que fue traído desde Italia en 1600.
Viste túnica morada y lleva peluca de cabello natural. En un almohadón reposa el pie derecho y en la procesión sobre él se sitúa un embojo de gusanos de seda ya encapillados, ofrenda tradicional de uno de los productos más característicos de la huerta de Murcia.
En 2011 se bendicen los nuevos querubines que adornan las cuatro esquinas del trono, mostrando los atributos de la pasión. Son obra del cordobés Romero Zafra. Es la aportación de la Cofradía al siglo XXI.
La procesión se acerca a su fin. La Hermandad de San Juan es la siguiente en desfilar con otra de las figuras más elegantes de toda la procesión. El propio escultor Mariano Benlliure dijo de ella "que parecía andar solo", tal como lo imaginó Salzillo.



La imagen sigue la iconografía salzillesca vista ya en La Cena y La Oración del Huerto.Son dieciocho los nazarenos que comparten sus 300 kilos de peso.
La leve torsión del cuerpo en la pose reune dos actitudes fundamentales: va andando y señala con el índice de la mano izquierda la dirección que sigue Jesús hacia el Gólgota.

De ahí la posición de este paso en el desfile de cada Viernes Santo, tras el Nazareno y La Dolorosa.

La belleza juvenil, la serenidad del rostro y la armonía de todo el conjunto hacen de esta figura una de las obras más valoradas de Salzillo.

Es la más viajera de la colección pues estuvo en la Exposición Iberoamericana de 1926, en la Exposición Universal de 1992 en Sevilla y en Madrid en una antológica de Salzillo, allá por 1998.


Es una imagen de vestir de 300 kilos de peso portado por dieciocho estantes, formando parte la obra de los años dorados del escultor, 1755 y 1756. La Virgen en procesión luce un lujoso manto de seda bordado en plata de color azul oscuro, aunque la túnica suele cambiar de forma indistinta cada año.

Su rostro que expresa un gran dolor, ha inspirado una leyenda popular . Se dice que Salzillo, con el deseo de inspirarse en un modelo natural dolorido, secuestró al hijo de su hermana, lo escondió en lugar seguro y “esparció sobre su desaparición siniestros rumores”,lo que produjo en la madre un estado de ansiedad y amargura rompiéndose bajo el peso del dolor.

Fue Jaime Campmany quién escribió este párrafo tan hermoso: “No se sabe cómo, pero los ocho pasos que preceden al de la Madre Dolorosa están ya en la calle, serpeando por la Murcia árabe y olorosa, cuando un rayo de sol baja por el pórtico de la iglesia, de modo que cuando la Madre aparece en la puerta y se detiene un momento bajo el arco, el rayo de sol desciende a sus mejillas y arranca brillos de las lágrimas que ruedan por la cara desde los ojos desolados”

Tras la Dolorosa, figuran las presidencias, responsables de la cofradía, clero y autoridades,  Tras ellos es tradición la escolta militar vinculada con la cofradía, el Batallón Paracaidista de Alcantarilla, poniendo el broche final con las maniobras que ejecutan con los cruces de fusiles.

Y termina así una celebración artística y popular, que cada año ilumina con su esplendor las luminosas calles de Murcia impregnad por el olor primaveral del azahar.


Quiero hacer llegar a quién lea esta entrada mi pasión y entusiasmo por la que considero la mejor procesión del mundo
Me ha ayudado a inspirar este texto que escribo los mismos que D.Francisco Díez de Revenga escribieron en su libro "Murcia:Mañana de Viernes Santo", además de El Museo de Salzillo así como otras fuentes encontradas en internet.
La mayoría de las fotos son mías que tuve la suerte de estar el año pasado y tener un sitio de excepción frente a la hermosa catedral.