viernes, 19 de abril de 2013

2ª Parte - Islas, del Egeo al Adriático

Siguiendo el estilo del anterior post, aquí esta la parte gráfica de la narración.

RODAS
Seguimos el recorrido y nuestro puerto esta vez está en la isla de Rodas, capital de las islas del Dodecaneso. Es un lugar históricamente importantísimo, conquistada por los caballeros de San Juan 
La ciudadela está amurallada, habitada desde hace más de 2400 años tiene un encanto muy especial. Es el típico lugar al que me gustaría volver con más calma y disfrutar de toda la isla. Aquí se mezcla por igual una Mezquita, Iglesia o Sinagoga. Me recordó mucho a lo que es nuestra Toledo. 
Caminamos lentamente por sus calles medievales, repleta de arconadas y casas con escudos de la época de los caballeros. 

En Rodas hay un Museo Arqueológico, otro Bizantino, miles de salas de exposiciones sobre la Rodas medieval, una preciosa Mezquita Rosa, una Biblioteca con manuscritos árabes y persas, Hamman construido por los turcos, un barrio judío y el gran palacio de los Grandes Maestres, con una réplica de la famosa escultura de Laocoonte y sus hijos. ( el original está en el Vaticano)
Por supuesto llegamos hasta dónde se decía que estaban "El Coloso de Rodas", una de las siete maravillas de la Antigüedad. Ahora son dos ciervos los que ocupan el lugar de dónde antes debían estar las imponentes piernas de la estatua gigantesca de Helio, dios del Sol. 

Fue precioso el día y preciosa la ciudad, la tengo en mi lista de lugares dónde volver.

Sería esta ísla Jónica, La última isla griega que visitaríamos.

Poblada de olivares y cipreses está situada en la costa oeste de la Grecia peninsular, así que recibió gran influencia de Europa occidental. 
Famosa por ser la patria de Ulises y lugar de veraneo ya en tiempo de los romanos. 

El casco antiguo de Corfú es una amalgama de influencias europeas ya que los venecianos la gobernaron durante cuatro siglos, los britanicos dejaron numerosos monumentos y edificios públicos como el campo de críquet en lo que denominan "la esplanada", un gran parque flanqueado por la Fortaleza Vieja.

"El Liston" es una elegante avenida repleta de cafés, copia exacta a la Rue de Rivolí parisien. Aunque dicen que allí se toma el café más caro de Corfú, allí nos sentamos y disfrutamos de las vistas y el ambiente lugareño, despues de el recorrido por el casco viejo. 

Y nos marchamos al atardecer dejando tras nosotros la más bella puesta de sol que he visto desde un barco. Entramos en el Adriático, camino de la penúltima parada.

Esta bella ciudad de Croacia, fue terriblemente golpeada por los Serbios en 1991, pero hoy sus edificios han sido rehechos y vuelve a estar tan bonita como supongo lo sería antes.

La ciudad está rodeada de una gran muralla con 16 torres, el centro histórico se ha dejado peatonal y las vistas sobre el puerto son preciosas. No me extraña que Napoleon quedara enamorado del lugar. 
La recorrimos a nuestro aire, una vez más, dejando de lado las colas que se hacian por entrar en la catedral ( aunque me habría gustado ver una Asunción de Tiziano que allí se expone), pero paseando tuvimos la anécdota del día. Vimos a una figura de  Cristo en el dintel de una puerta, a quién alguién le había puesto en la mano "un cigarro", concretamente de la marca "Malboro". 




Después de nuestro recorrido a pie decidimos ser de las primeras en regresar al barco, antes de que llegara el resto de pasajeros ya que queríamos disfrutar del Spa del barco para nosotras solas, y así lo hicimos. Adiós Dubrovnik, la verdad es que sus gentes aún tienen el dolor de la guerra muy cercana y no nos parecieron demasiado abiertos.


Nuestro último puerto, la preciosa ciudad de los canales.
En mi memoria queda la belleza de esa entrada, a primerisima hora de la mañana cuando el sol empieza a despuntar.
Es imponente ir recorriendo desde una altura de un edificio de 20 plantas el Gran Canal, cuando los primeros rayos de sol blanquean los mármoles de sus fachadas.
En el tiempo que teníamos antes de tomar el avión de regreso nos dio tiempo para pasear en góndola, deambular por la plaza de San Marcos, comprarnos algunos recuerdos y hubo un momento mágico cuando en el Duomo daban las 12 campanadas del mediodía mientras que las oímos desde nuestra góndola. 
Creo que lo mejor es dejar que Charles Aznavour ponga la banda sonora y el fin de este crucero que recordaremos toda nuestra vida.

@Pepa RJ

No hay comentarios:

Publicar un comentario