miércoles, 2 de octubre de 2013

Machu Picchu, espíritu Inca


Decir que conozco Perú sería una pretensión por mi parte. 
Este fugaz viaje patrocinado por la desaparecida compañía aérea Air Madrid, fue tan breve como intenso. 
El destino era  la ciudad de Cusco, parada obligatoria para llegar a Machu Pichhu.

Con apenas 48 horas nos propusieron volar para conocer la nueva ruta a Perú y allá que fuimos. Después de volar más de 18 horas, con trasbordo en Lima, llegamos al aeropuerto de Cusco. 

El inesperado recibimiento de un grupo folclórico amenizó la espera por la salida de maletas.

Y salieron todas excepto la de una integrante del grupo, que no volvió a ver su maleta hasta el regreso a Madrid. La pobre fue de prestado toda la estancia. Inconvenientes de los viajes tan cortos con maleta facturada.


Siempre me documento cuando hago un viaje, pero en esta ocasión todo fue tan precipitado que no me dio tiempo y realmente tenía muy pocos conocimientos del destino. Esta ignorancia me hizo creer que habíamos llegado a la ciudad el día del “orgullo gay”. 

Bandera de Cusco
Bien, después de esta pequeña anécdota centrémonos un poco en esta bella ciudad, declarada en 1983 por la Unesco, Patrimonio de la Humanidad.
Situada en la vertiente oriental de la Cordillera de los Andes, a 3400 metros sobre el nivel del mar, es considerada la capital histórica del país ya que fue la capital del Imperio Inca y una de las ciudades más importantes del Virreinato del Perú.
La Plaza de Armas ha sido uno de los escenarios más importantes de la historia, como la proclamación de Pizarro de la conquista de Cuzco, o la muerte del caudillo inca Túpac Amar.









En ella destaca la presencia de la Catedral, el Convento de la Compañía de Jesús, una preciosa arconada de estilo castellano y la empinada calle “De la Roca Mayor” que nos lleva al Barrio de San Blas, el más pintoresco de la ciudad.
Todo ello construido con las piedras extraídas de las canteras cercanas, bloques de granito de  un precioso color rojo.
El Barrio de San Blas, es el barrio donde están los artesanos. Dicen que las casonas construidas  por los castellanos en época colonial en estas empinadas calles están sobre cimientos incaicos.

El Hotel dónde nos alojamos es una de estas preciosos palacios coloniales:
El Libertador. http://www.libertador.com.pe/











Lo primero que nos ofrecieron al llegar a Cusco fue un té de Coca, y nos aprovisionaron de una bolsita de hojas para que la masticáramos en caso de sentir el síntoma de "el mal de altura". (mareos)


El uso continuo de la masticación de hojas de coca va desgastando el marfil de los dientes, por eso mucho de los cuzqueños tienen los suyos bordeados de oro, para sustituir el marfil que les falta.

Al día siguiente de nuestra llegada a Cusco fue cuando nos llevaron a conocer el Machu Picchu, es un viaje en tren desde la ciudad hasta el lugar llamado "Aguas Calientes", desde allí un pequeño bus nos lleva hasta la entrada principal del sagrado lugar de los Inkas. Una experiencia imborrable, un lugar único, con las fotos del día que pasamos allí he elaborado este vídeo.

Otro de los lugares sagrados a las afueras de la ciudad de Cuzco es el conocido como Qenco, forma parte del "Valle sagrado de los Inkas" y cada año se lleva a cabo la representación del festival del sol, este ritual se conoce como el "Inti Raymi"







El loro tenía cosidas sus patas al gorro del niño
No hay duda que gastronómicamente Perú es un país de variados platos, pero su cebiche no tiene igual y que decir del Pisco, bebida que fue la causa de una guerra entre Perú y Chile.


Lima

La única capital de sudamérica que está junto al mar, es una ciudad bastante caótica. Tanto peatones como coches son anárquicos a la hora de circular y el parque automovilístico es muy antiguo. 
En el paseo que hicimos a pie observamos que muchas propiedades están rodeadas de alambre electrificado y tienen seguridad privada. 

En nuestro hotel, Hotel Delfines , por cierto muy bonito y con un delfinario dentro del Hall de entrada.
Algo que no me ha pasado nunca en ningún hotel nos pasó en este: debíamos identificarnos para entrar en el comedor, aún así a una compañera del grupo le robaron el pasaporte cuando se levanto a elegir su desayuno en el buffet, dejó el bolso colgado en la silla y ...el bolso se quedó pero el pasaporte se "esfumó". 
Realmente para estar alerta cada segundo, Lima no es una ciudad segura en absoluto.

Así que hicimos un rápido recorrido por la zona centro, con parada en la bonita plaza de Armas, dónde está la catedral y otras construcciones del siglo XVI. 





En la noche, para despedirnos de este intenso y rápido viaje nos obsequiaron con una cena en un restaurante muy bonito, a la orilla del océano pacífico, junto al Parque del Amor, dónde hay una gran escultura: "el Beso"

y unos banco ondulantes que evocan al Parque Güell.

Y después de estos cuatro intensísimos días, volvemos a casa con una experiencia más.



 @ Pepa RJ

Si te ha gustado este post me gustaría que dejaras tu opinión, gracias por leerme y hasta la próxima entrada.


































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