martes, 7 de mayo de 2013

Sudáfrica, mezcla sin divisones ( 2ªParte)

Hoy amanecimos con una preciosa vista sobre el lago Hulala, con una bruma de vapor que salía del lago. Después de un delicioso desayuno, totalmente casero, ( es lo que tienen estos hoteles boutique, que con 20 habitaciones la dedicación al cliente es muy familiar).
Nos invitaron a hacer un pequeño crucero por el lago, era una barca plana con unas 12 sillas repartidas para hacer el contrapeso. Lo que no contaba era con nosotros, ansiosos por hacer fotos desde todas las perspectivas hubo un momento que todo el peso lo llevamos a la proa, así que se hundió y empezó a entrar agua. Yo estuve rápida en ponerme de rodillas sobre la silla y no me mojé pero los que estaban más cerca de la proa se empaparon los pies. El capitan de la barquilla se partía de la risa, y nosotros más.






Las vistas sobre el lago eran absolutamente maravillosas.Habian grandes casas con su embarcadero propio, realmente se veía un lugar muy lujoso




Hoy el día se presentaba intenso, pues teníamos que des-andar lo andado hasta llegar aquí  pasando por Pretoría y tomar el avión que nos llevaría a Ciudad del Cabo.
En el camino de regreso pasamos por la ciudad de Nelspruit, capital de la región,  una de las ciudades dónde también se jugaron algunos de los partidos del Mundial de Fútbol 2010. Aquí el estadio tenía una forma muy particular, ya que los arbotantes simulan ser Jirafas. Así nos explicó la guía que cada estadio se había hecho con una forma de la naturaleza. Este era de Jirafas, en otra ciudad tenía forma de boca de tiburón, el de Johanesburgo era la calabaza....Me pareció una original idea.
Esta zona es muy verde, se ven cultivos de plataneras y cañas de azúcar  me recordaba a la isla de La Palma.
Estos cultivos los trajeron los británicos pero los Zulú no querían trabajar en ello por ese motivo, los británicos trajeron a gente de sus otras colonias ( India, Malasia...), así que aquí existe una gran comunidad de estos países que han llegado a influenciar en la gastronomía sudafricana, ya que la cocina es muy condimentada. También hay grandes extensiones de pasto con ganado vacuno. Otra historia que nos cuenta Kuli ( la guía) es que en estas zonas rurales  las vacas son señal de riqueza y cuando un hombre quiere a una mujer, paga a la familia por ella ofreciendo un número determinado de cabezas, aún hoy en día se hace.
Llegamos a Pretoria.
Era la víspera del 27 de abril, fecha que es fiesta nacional, se celebra el 19 aniversario de la igualdad.
Pretoria es la ciudad administrativa del país, aquí están las embajadas, es una ciudad muy bonita, con construcciones bajas, llena de jacarandas y abundantes jardines. Me fijo en que algunas matrículas de coches en vez de números tienen inscripciones con frases como "Why not?" . Al parecer, cuando te compras un coche, si pagas un suplemento de 2000 rands aprox. ( unos 200 €), puedes poner la frase que te apetece en vez de la matricula normal. Muy americano esto !

Parece una ciudad mucho más limpia que Johanesburgo y la influencia holandesa destaca en sus habitantes a quienes llaman Afrikaners. Desde el Union State Building, lugar histórico se divisa toda la ciudad. De aquí  nos vamos a The Churchill Square, dónde está la estatua de Paul Kruger. Una plaza llena de gente, de coches.... un bullicio tremendo en hora punta. Me llamó la atención ver a una muchacha joven, vestida de vaqueros pero que cargaba al bebé de forma muy étnica.
Y escenas callejeras muy curiosas, como un barbero en medio de la acera, o una vendedora de pollos, pero pollos limpios perfectamente embalados.
Como faltaba mucho para la salida del avión le pedimos a la guía que nos llevara a un comercio dónde vendieran los famosos diamantes sudafricanos. Ciertamente el comprarlos allí no era nada caro.
Aunque la mayoría no llevábamos presupuesto pero una del grupo que estaba muy ilusionada en llevárselo así lo hizo. Realmente el precio merecía la pena. En España le costaría el doble y además allí tenía la seguridad de que era un auténtico diamante sudafricano.Le pusimos nombre, a partir de entonces el anillo pasó a llamarse "Anastasia"
Y de camino al aeropuerto de Johanesburgo vimos el más bello atardecer que puede haber en una ciudad. Estoy casi segura que no hay ciudad en el mundo con esta puesta de sol. Una vez más el cielo de África nos deja sin palabras.
Este sol rojo no lo olvidaré en mi vida.
Vamos por fin camino del avión que nos llevará a Ciudad del Cabo. En el trayecto nos vamos enseñando unos a otros las pequeñas compras de artesanía y productos locales que hemos hecho. Ahora llega uno de los momentos más cómicos que nos hizo reír hasta límites peligrosos, menos mal que en el bus llevamos baño. La historia es la siguiente: Uno de los componentes del grupo nos quiso enseñar las compras que había hecho para su novia, un collar (nos dijo...) y lo sacó de la bolsa. Cuando de repente una de nosotras se da cuenta que no era un collar, si no una cadena para poner en las gafas..., preciosa, eso desde luego!! , pero no era un collar. Las risas y los chistes de como podría utilizarlo....  Esto fue mucho!! ,  durante los días que quedaban dio mucho juego el famoso collar.
En cuanto a los precios de las cosas no son baratas, tienen un precio muy similar a España, realmente Sudáfrica no es un lugar de venir a comprar gangas, excepto los diamantes, siempre que te lleven al lugar correcto, como a nosotros que era una mayorista libre de impuestos. Días más tarde pudimos comparar en tiendas que había en Ciudad del Cabo y realmente el precio por el que lo compró nuestra amiga fue muy ventajoso. Si algún lector tienen intención de ir a comprar diamantes, le recomiendo Cambanos Diamonds.


A Cape Town, (Ciudad del Cabo) fuimos con la compañía aérea South African Airways, de la que no puedo hablar bien. El personal de tierra deja mucho que desear pero las azafatas son las personas más antipáticas y mal agestadas que he visto en mi vida, y tengo un poco de experiencia en cuanto a esto. 
Pero el disgusto nos lo dimos cuando empezaron a sacar nuestro equipaje por la cinta y casi todos estaban forzados o tenían algún deterioro, incluso a un compañero se lo habían abierto y robado cosas del interior. El mio tan solo tenía una enorme mancha de haber caído sobre algo acuoso, con olor a alcohol aunque cuando se secó no le quedó cerco de que fuera vino. Como nos habían regalado botellas de vino y alguno aún la llevaba en la maleta, creímos que esa era la procedencia de la mancha en mi maleta, pero por suerte a nadie se le rompió. Dedujimos que en el aeropuerto de Johanesburgo nos tenían super fichados como grupo y los maleteros del exterior avisaron a los del interior, ningún otro pasajero del vuelo tuvo problemas con su equipaje. Tuvimos los lógicos inconvenientes de hacer denuncias con mucha dificultad ya que a las horas que llegábamos el personal en el aeropuerto era casi de "guardia", así que los afectados más graves tuvieron que volver al día siguiente. Dejaremos esta desagradable anécdota que no fue solventada diligentemente por el personal correspondiente, así que si piensas viajar a Johanesburgo, procura no hacerlo con maletas de cremallera o precintalas ya que es muy seguro que te roben en el mismo aeropuerto. 
Ciudad del Cabo
Llegada a nuestro hotel, muy bien situado y preciosas vistas a Table Mountain.
Amanece en Cape Town

Vista desde la hab.903 del Radisson Park Inn
Ciudad del Cabo yace en la punta meridional de África, en una pequeña península que se adentra en el oceáno Atlántico, al pie del monte Table. Enriquecida por influencias holandesas, británicas y malayas, el ambiente cosmopolita es una fusión única de culturas. El Lions´Head es un montículo que separa los barrios atlánticos del centro de la ciudad y en la cordillera el viejo cañón Noon Gun se dispara cada día a las 12:00.
Lions´Head visto desde Table Mountain
El centro urbano es muy compacto, se puede recorrer facilmente a pie, pero eso lo dejamos para el último día.
Ahora hacemos una visita guiada por la ciudad viendo de lejos el "Iziko Castle of Good Hope" ( Castillo de buena Esperanza Ciudad del Cabo). Es la estructura colonial más antigua de Sudáfrica. Antiguo fortín en forma de estrella que hoy alberga el museo de la Fuerza Nacional de Defensa.

Nuestra ruta nos lleva hasta el colorido barrio malayo, las calles del Bo-Kaap.
Los primeros malayos fueron traídos hasta El Cabo por la Compañía Holandesa de las Indias Orientales. La mayoría eran musulmanes de Sri lanka, las islas indonesias y La India. Muchos de ellos eran esclavos, mientras que otros eran exiliados políticos. Tras la abolición de la esclavitud en el siglo XIX, la población musulmana del Cabo se asentaron en la ladera de Signal Hill, denominada Bo-Kaap ( significa sobre la Ciudad del Cabo) para estar cerca de las mezquitas que se habían construido aquí. 
Los Malayos ejercieron una notable influencia tanto en la lengua afrikaans como en las costumbres culinarias. Hoy en día son una comunidad muy respetada e importante.

Nos vamos a las afueras, a visitar la zona de los Viñedos.


Estamos en la zona de Stellenbosch. La región con montañas majestuosas y fértiles laderas cubiertas de árboles frutales y viñas. En los valles las casas solariegas de los afrikáners abundan a un lado y otro del camino. 
Es una de las ciudades más veteranas de la zona, fundada en el siglo XVII y enclave de la famosa universidad que lleva el mismo nombre. Pero aquí lo principal fueron los frutos de sus fértiles valles que supieron trabajar los colonos libres, holandeses a quienes se les concedieron tierras, herramientas y bueyes para que construyeran sus granjas. 
El templado clima mediterráneo de El Cabo ha permitido la supervivencia de las antiguas tradiciones viticultoras, asegurando una amplia gama de excelentes vinos tintos y blancos que elevan a Sudáfrica a la octava potencia mundial en producción de vinos. Visitamos una de las propiedades, nos invitaron a una cata y nos dieron un sabroso almuerzo con vistas al valle repleto de vides.




Al marcharnos de los viñedos, recorremos las calles de Stellenbosch, cuya avenida principal la presiden viejos robles. Las casas de estilo afrikáner, georgiano, con techos de paja la mayoría, otras de hierro, (parece que estas son las influencias británicas). Abundan las iglesias calvinistas y alguna sinagoga.
De regreso a la ciudad recorremos la autopista junto a la que dicen ser la mayor fabela del mundo, miles de casas hechas de chapas amontonadas una tras otra, realmente impresiona. 
También pasamos junto al hospital dónde se hizo el primer trasplante de corazón , llamado como el médico que lo llevó a cabo, el famoso "Cristian Barnard".

La Montaña que preside la bella Ciudad del Cabo se llama "Table Mountain". Se puede llegar hasta la parte más alta tomando un teleferico, el precio son unos 25 rands el viaje de ida y vuelta(3 €). Aunque para tener las preciosas vistas no hace falta llegar tan alto pues desde la base del mismo, la panorámica es fascinante. 

La tarde está soleada y la temperatura es muy buena, pero en cuestión de segundos entra una nube que nos llena de humedad y de frío. Es hora de acabar la visita.
Por la mañana, recorriendo el centro urbano observamos que la llamada "Long Street" es una preciosa calle que conserva los edificios victorianos con balcones de hierro forjado pero todo son bares y restaurantes, parece que el ambiente nocturno esta aquí y es sábado por la noche. Nos recomienda el Mama África, un local con mucha tradición, actuaciones en directo y comida puramente africana. Allí vamos.
Nada más entrar, la música que sonaba nos hacia llevar los pies, la orquesta  "Marimba Vibraciones" con una cantante que me hacía recordar a Randy Crawford, incluso versionó una de sus canciones, "Fallen"
El menú fue variado y distinto. Tomamos entrantes de Cocodrilo, Antílope, Impala....con salsas de sabores intensos, una de ellas llevaba una especie de majado de cacahuetes. Realmente estaba muy bueno, el cocodrilo me impresionó pues su textura y color era como comer carne de pollo. Luego yo quise probar el Avestruz y estaba delicioso !!!. Todo esto ambientado con la música que nos llegaba desde el escenario.Así que una vez terminada la cena nos fuimos todos a bailar, casi era ritmos de carnaval así que no me costó  .
Fue una preciosa noche, lo pasamos muy bien y la música era extraordinaria. Cuando regresamos al hotel, casi las dos de la mañana, el ambiente en Long Street era impresionante, al taxi le costaba avanzar por la cantidad de tráfico que había. 

Hasta aquí la 2ª parte, El Cabo de Buena Esperanza y lo que vimos hasta llegar se merece un capítulo aparte.....seguirá en la tercera entrada.......

*Si te gusta lo que has leido me gustaría que dejaras algún comentario, gracias *
@Pepa RJ

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